martes, 11 de septiembre de 2018

cuento policial

Escritura colaborativa de un cuento policial
El relato se escribirá en equipos a través de un documento de Google Drive que compartirán sus miembros. No podrá trabajarse en otro espacio que no sea ese documento, pues sólo se evaluarán las intervenciones comprobables en el documento en cuestión. Podrán hacer uso del chat o de los comentarios para discutir ideas, frases o personajes.
Planificación del relato
1.       Elegir un personaje principal que será el o la detective del relato (puede ser un o una detective, un o una periodista, o una persona común que decide investigar un delito)
2.       ¿Quién será la víctima? Describir la escena del crimen. Prestar atención al espacio y a los objetos que encontrará la policía. Acá deben aparecer pistas a seguir, algunas de ellas deben ser falsas pistas que lleven a varios sospechosxs.
3.       ¿Quiénes serán lxs sospechosxs? Caracterizarlos de manera completa, teniendo en cuenta los motivos que podrían tener para asesinar a la víctima. Pensar en coartadas y falsas coartadas.
4.       ¿Quién será el o la culpable? Pensar bien cómo encajará el perfil del asesinx con el de la víctima. Qué pistas llevarán al detective a descubrirlx y cómo se resolverá finalmente el enigma.
5.       ¿Quiénes serán los testigos? Pueden ser chicxs, jóvenes, adultos o adultos mayores. Pueden ser personas sanas o enfermas. Pueden ser vecinos o empleados, etc.
6.       ¿Qué voz contará la historia? Es decir, qué tipo de narrador es el más apropiado para el relato que quieren contar: ¿Primera o tercera persona? ¿Narrador interno protagonista o externo testigo? ¿O prefieren un narrador omnisciente?
7.       Recordar la estructura del policial “in media res”, es decir, comienza con la escena del crimen y se avanza en la investigación, para luego ir para atrás y contar la historia del asesinato. Estas historias se pueden ir mezclando a lo largo del relato. En el policial clásico, el detective reconstruye la historia del crimen y al final devela al asesino.
Puesta en texto del relato
1.    Recordar que estamos escribiendo literatura, por lo tanto, no importa tanto lo que cuento sino cómo lo cuento. El objetivo es narrar una buena historia, con una buena estructura, con un lenguaje atractivo, que genere suspenso y ganas de develar el enigma.
2.    El cuento debe tener descripciones y diálogos entre los personajes.
Revisión y edición final del relato
1.    Revisar cuidadosamente el escrito:
a)       ¿Está bien dividido en párrafos?
b)      ¿Hay faltas de ortografía, puntuación o acentuación?
c)       ¿Es coherente? ¿Se entiende cómo van pasando los hechos? ¿Se entiende por qué se ha descubierto al asesino?
d)      Es conveniente hacerlo leer por alguien que no ha participado en la producción para que haga críticas constructivas y mejorar el cuento.
2.    Una vez terminada su edición definitiva descargarlo como documento de Word y enviarlo por mail.

Sentado en su cómodo sillón, el detective Lopez saboreaba a sorbos su café recién servido. Repasaba uno a uno los hechos.
El cuerpo de la víctima fue hallado en su habitación sin signos de violencia en su cuerpo, y no se observaba que la cerradura hubiese sido forzada.

El joven de 20 años estaba tirado en el centro de su habitación con un vaso roto que sujetaba su cadáver y un celular tirado a unos metros. En el vaso se pudo comprobar, había bebido un cóctel que él mismo se había preparado. Luego de que los especialistas le hicieran una autopsia, se descubrió que había ingerido veneno por la bebida. El joven estaba vestido con ropa casual y no había indicios de suicidio, parecía un misterio a resolver. Por los signos post morten, la hora aproximada de muerte habría sido 5 horas atrás.

El detective Lopez decidió tomar el caso. El fue a la casa de la víctima y empezó a mirar más detalladamente su habitación, y ,como decía antes en el informe, no había rasgos de algún tipo de entrada forzosa o cerradura rota. Sin duda el asesino era muy inteligente y sabia lo que hacía.
La casa era antigua, de paredes anchas y techos altos. Con grandes ventanales con rejas. La puerta de entrada se encontraba cerrada por dentro.
La habitación de la víctima era de 4x4 con piso y techo de madera. La ventana que daba a la calle estaba cerrada por una persiana de madera muy vieja que era imposible que alguien pase por esa abertura.
Junto al cuerpo sin vida, además del vaso, se encontraba un teléfono celular. Lopez lo tomó y revisó con quien había hablado por última vez la pobre víctima. Encontró una llamada, en el celular, 15 minutos ante de la muerte del joven. Se apodaba “Marta” ,que seguramente era su amiga. Al fin había una cuerda que tirar.
El detective solicitó a la compania de telefono información sobre aquel número. Estaba registrado a nombre de Arturo Doyle. ¿Qué relación tenían Arturo y Marta? ¿Y con el joven asesinado?. Hasta el momento era la única pista sólida. Decidió continuar por esa línea de investigación.
Realizó algunos llamados a los teléfonos más utilizados por el joven. Observó que no tenía muchas llamadas. Ni siquiera tenía instalado el whatsapp. Eso le indicaba que la víctima era un ser muy solitario.
Consultó a los vecinos. Todos acordaban que era una persona muy extraña, escurridiza, introvertida. Salía por las mañanas y regresaba a su casa al atardecer, sin siquiera saludar a los vecinos. Nadie conocía de qué trabajaba ni de dónde venía. Se había mudado al barrio hacia un año aproximadamente.
Eso reforzaba la pista de Marta. Era indispensable contactarla.
El detective intentó en varias oportunidades, pero el teléfono aparecía apagado.
Tomó la información de la empresa de telefonía, y comenzó a investigar a este tal “Arturo Doyle”. Consultó a la policía, no había registros locales. Decidió utilizar un buscador web. Había tres personas con ese nombre que vivían en el país, Dos personas de edad avanzada, y uno, de origen uruguayo. Se inclinó por esta opción.
Solicitó al juez, una orden de investigación al país vecino.
Mientras la información llegaba, se acercó nuevamente a la escena del crimen. Esta vez, acompañado con su compañero, el detective Solis.
  • Lo que resulta más extraño, estimado Solis, es que siendo este joven una persona tan solitaria, que nunca se vió entrar ni salir de la casa más que a él, ¿Cómo hizo el/la asesino/a para colocar el veneno en la bebida?
  • No lo sé Lopez, es claro que nadie ingresó al domicilio más que él. No hay huellas, no hay signos de aberturas forzadas, nada indica que hubiera cometido suicidio ya que el veneno no está en la habitación….
  • Necesitamos saber más sobre él. Revisemos nuevamente la habitación, algo estamos perdiendo.
Revisaron cada estante de la biblioteca, debajo de la cama, debajo del colchón, los cajones.
Lo mismo hicieron en toda la casa. Nada, ni una pista. Lo único que aseguraba que el joven habitaba esa casa, era la ropa, la heladera con alguna comida, y algunos diarios de los días anteriores. No había fotos ni cuadros.
Cuando ya habían perdido las esperanzas, Lopez y Solis, echaron un último vistazo a la habitación. En ese preciso momento, un rayo de luz se escurría entre dos muebles. Ambos detectives se miraron y sin hablar, se abalanzaron hacia ellos. Al moverlos, descubrieron un pequeño cuarto, en él, había estantes con cajas llenas de papeles escritos. En todas las cajas se leía el nombre M.A.R.T.A. (Miembros Anónimos Reclutados para Tomar Acción)
Sobresaltados, los colegas abrieron las cajas y las carpetas, leyendo rápidamente, todos los documentos.
Así, en un santiamén, el caso fue resuelto. Las piezas se acomodaron claramente.
El joven era un miembro de un grupo de mercenarios uruguayos vinculados con el terrorismo.
En los escritos, describía su necesidad de abandonar esa vida, solitaria, triste, anónima.
Quería formar una familia, tener amigos, una vida normal, como cualquiera.
Pero, dejar de ser un mercenario, no es una decisión unilateral. Y tiene sus consecuencias.
No quedaban dudas, el asesinato era obra de un profesional. Aunque quizás, esa botella envenenada, simplemente lo estaba esperando allí, en esa casa oscura y semi vacía. Alguien descubrió sus sentimientos y decidió, simplemente, resolver el problema.

Algunos meses después, mientras Lopez leía el diario, se enteró que un miembro de M.A.R.T.A había sido arrestado y entre otros y había reconocido el asesinato del joven de la casa.

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